«Yo hice a Joaquín del Atleti»

Se autodefine como guitarrista insurgente en su perfil de Twitter. Es también «el andamio» de Sabina dicho por este mismo, que también reconoce que ninguna novia le ha aguantado un tercio del tiempo que lleva con el señor Varona. Treinta y tres años, esto ya va camino de unas bodas de oro… y que dure.

Juntos han compuesto cien canciones, «unas más arriba, unas más abajo», pero seguro que son ciento y juntos siguen volando. Antonio García de Diego es la tercera pata, no lo olvidemos, sin él tampoco nada sería lo mismo.

Pancho iba para funcionario, aprendía taquigrafía en una academia de día y de noche iba a la otra academia, la de la vida, de nombre La Mandrágora. Allí iba a escuchar a Sabina, Krahe y demás artistas en fase de experimentación, a cada cual, mejor compañía, sin saber que la interrogación sabinera «¿alguién conoce a un guitarrista?», le cambiaría a Pancho la vida cuando levantó la mano y respondió: «yo me las sé todas».

No me extiendo más que con un ensayo de poema para darle las gracias por regalarme una hora de su tiempo en un Seiscientos.

Trío de ases

Varona, Sabina y de Diego,

ni Quevedo con la mejor pluma

compone la más top de sus poesías

en calle Melancolía.

Calaveras colgantes, camisa negra y barba madridista,

atlético de pro, por él Sabina se fue pal sur.

Mardito roedor, alcalde de Twitter,

¡que nadie se lo quite!,

queremos leer sus tuits

desde Madrid, Buenos Aires o Guayaquil.

Aunque te dé un gatillazo el Seiscientos,

te protege Neptuno y Joaquín desde Tirso de Molina,

no preocuparse, Carlos Sáinz tuvo más intentos

y si no, nos apeamos en cualquier esquina.

Ojalá todas las noches sabineras

hasta que despuntara el alba

y las voces canallas de Galileo en las trincheras

desafinaran pidiendo un bis a Pancho con Zahara.

Suerte la tuya, andamio del de Relatores,

hermano del De Diego,

¡33 años con el poeta, menudos roedores!

y que vuestros corazones ad aeternum sigan con riego.

El abanico no carrula y trinas,

te arrancas con Y si amanece por fin,

a saber dónde la compusiste con míster Sabina,

siempre habrá un Seiscientos que desemboque en Madrí. 

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