«En el periodismo a veces intentamos hacer Rólex con piezas de plástico»
Antonio Lucas es un periodista curtido que empezó durante la carrera de Periodismo en Cultura en el periódico El Mundo. Poco antes estuvo dos meses en Motor, pero no era lo suyo aunque le puso empeño, y le invitaron a probar suerte en otra sección. Cercano, observador e irónico, reúne las condiciones perfectas para conseguir en una columna, artículo o del entrevistado lo mejor.
Empezó a conducir a los 37 años cuando se separó al preguntarse: «¿Y ahora quién me lleva?». Esta vez conduce él y lo hace a los mandos de un precioso Seiscientos rojo (debería llamarlo rojo carmín) porque le gustan «los coches viejos que hacen ruidos». Lleva en la muñeca un reloj de 1952 y se acaba de comprar una Vespa del 64 (casi como nuestro Seiscientos del 66), para restaurarla poco a poco. No hay duda de que el pasado le llama en forma de objetos.
Antonio acaba de volver de una breve estancia de cinco días en el Monasterio de Silos con los monjes para hablar sobre la vida en un mundo donde impera el silencio. Incluso le dijeron que Baltasar Garzón ha estado por allí en varias ocasiones.
Bromea cuando, en palabras de su coetáneo David Gistau, también gran columnista, recuerda esos aleteos de tiburón cuando Pedro J. se paseaba por la redacción de El Mundo, ‘fisgoneando’ a ver sobre qué escribía cada uno.
El paseo termina y nos vamos a tomar una caña, merecido premio después de poner patas arriba nuestra profesión, la más bonita y jodida del mundo. Seguiremos dando la nota en un Seiscientos y, quién sabe, igual vuelvo a encontrarme a Antonio de compañero para entrevistar a un ilustre de las letras. Ojalá, pero mientras lean su poesía.
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